LOS
BUENOS MODALES.
—“La urbanidad es el principio básico de nuestro orden social.”
La guerra de las galaxias. Episodio 1. La amenaza fantasma, 1999.
Actualmente se escuchará esta frase con mucha frecuencia: “En estos tiempos difíciles, no hay trabajo, no hay dinero, no hay tiempo para esas delicadezas, hay que hacer las cosas de cualquier manera, y rápido; lo importante es ganar más dinero…” Da pena, frases como éstas, pero es algo que pasa a diario.
Sin embargo, la realidad es muy distinta: hoy más que nunca, la sociedad y los jóvenes necesitan estas normas de urbanidad para no convertirse en simples máquinas que hacen y producen, pero van siendo cada vez, menos personas; la persona se demuestra en cómo es, “y cómo trata a los demás” y no en cuánto hace, porque las máquinas pueden hacer eso y mucho más y en poco tiempo.
En estos tiempos en que el mundo va a pasos agigantados y a una velocidad cada vez más vertiginosa, la buena educación permanece como una necesidad de quien quiera vivir y triunfar en medio de una sociedad humana. Son estas normas las que hacen un mundo agradable en el que sea posible vivir con dignidad en medio del respeto mutuo y la colaboración entre los seres humanos como Hijos de Dios.
No sería exagerado decir que, en vez de avanzar, como lo hemos hecho en la tecnología, estamos retrocediendo en el aspecto humano: Valga decir que hoy en día cuando un niño se levanta de la cama, ya no saluda a su padre o a su madre, sino que pide refunfuñando directamente diciendo:” ya está el desayuno”, y los que no son tan niños también así se comportan, “si antes iban con los padres a las reuniones familiares o fiestas, hoy en día son un estorbo, ¿digan que no?
Por eso como profesionales en ningún momento podemos descuidar lo humano. Debe ir creciendo más y más al igual que la vida interior. Cada día debemos descubrir cosas nuevas en el trato con los demás.
La Urbanidad y buenos modales, te sugieren todo un arte de vivir bien; de vivir con respeto a los que conviven contigo, saber comportarse y saber estar, saber escuchar, mirar de frente. Es decir, un arte de vivir educadamente. Porque vivir bien no es darse una buena vida, sino crecer como persona, crecer en personalidad, en sentido social, en libertad, en ser útil, y no un insecto.
EN LA MESA
Aquí los modales cobran un gran protagonismo y es una "cancha" perfecta para demostrar que tenemos una buena educación. Pero si en casa son importantes, puede comprender que fuera de este entorno cobran aún mayor importancia.
Víctor Hugo, el escritor de Los Miserables, decía que los manjares que él servía recibían más alabanzas que sus novelas. Eso era porque sabía comer bien, con etiqueta.
Sin embargo, hoy los modales a la hora de los alimentos pueden parecer chocantes, a pesar de que existen reglas básicas que se toman en cuenta, por ejemplo, para una comida de negocios. Todo comenzó en el Siglo 16, en España
A partir del reinado de Isabel la Católica los hombres y las mujeres comenzaron a comer en la misma mesa, con el riesgo de la supuesta promiscuidad. Se lavaban las manos en palanganas de plato y luego se rezaba una oración.
Entonces era permitido escupir en el suelo, limpiarse las manos con migajón de pan y comer con el sombrero puesto, costumbres que fueron modificándose a través del tiempo.
Laura Pérez Sandi, experta en protocolo gastronómico, comenta que hoy en día el ritmo de la ciudad y los tiempos cortos para comer orillan a las familias a que los hijos se sienten con gorra y lentes de sol en la mesa, o que se parta la pasta de una sola vez.
"Los papás no les enseñamos a comer como nos lo enseñaron nuestros abuelos. Desde no lavarse las manos hasta la postura no correcta se le debe de poner énfasis, para educarlos, a pesar de que exista el temor a que se vaya a molestar", dice.
"Ahora, por el ritmo de vida en que se reduce el tiempo de comida en casa, no hay lugar para educar a los hijos en esto. Los fines de semana comúnmente se prefiere una pizza, un taco, una hamburguesa, comida rápida en donde no se educa sobre eso".
De igual manera es importante que los padres que tienen la costumbre o necesidad de ver asuntos de negocios en algún restaurante o comida especial, también sepan un poco más sobre el tema, y tener así, un as bajo la manga.
Para ayuda de los papás, Pérez Sandi da un rodeo simple por la etiqueta primordial, desde lo que se come y se bebe, hasta cómo debe ser el comportamiento del comensal con su interlocutor.
Para una comida de negocios o formal, es esencial presentarse limpio y con las manos lavadas. Al momento de llegar a la mesa, es deseable sentarse por el lado derecho, sin balancearse en la silla, sin estirarse o cruzar las piernas.
Ya en la comida, si el interlocutor hace una pregunta, lo primero es necesario terminar el bocado y después contestar.
Una falta de educación grave en una comida de negocios es limpiar (rebañar) el plato con un pedazo de pan.
Es mal visto fumar entre plato y plato, y si al final de la comida se hace, primero se le pregunta al comensal si no le molesta.
Jugar con los cubiertos o el salero denota nerviosismo y resta empatía.
Si en la comida asisten mujeres en la mesa, hay que ayudarle a retirar la silla aunque no sea una conocida.
A cualquier comida (bien sea almuerzo o cena) a la que acuda como invitado debe tener un comportamiento correcto en todo momento y para ello es necesario saber cómo debe actuar en todo momento.
En la mayor parte de las comidas, sobre todo cuando son muchos invitados, el sitio será reservado y "marcado" con una tarjeta de mesa en la que se indica su nombre. Esto evita el desorden que podría suponer dejar que cada invitado se sentase donde quisiera.
Una vez en la mesa primero deberían sentarse las señoras (de mayor a menor edad), y luego los caballeros (de la misma forma, de mayor a menor edad). Usted debe sentarse cuando le corresponda.
La colocación en la mesa suele ser de alternancia entre hombres y mujeres; aunque dada la actual evolución social de las parejas, no siempre tiene porque ser así, aunque aún predomine este tipo de colocación.
A la derecha del anfitrión se sienta la señora de mayor categoría o rango de la reunión y, a la derecha de la anfitriona, el señor de mayor rango o categoría.
Los anfitriones son los que marcan el inicio y final de la comida, siempre teniendo en cuenta las circunstancias de la comida y estando atentos, en todo momento, al desarrollo de la misma, para darle el ritmo adecuado. Una vez que despliega su servilleta y toma los cubiertos, se da por comenzada la comida.
El servicio de mesa empieza por la señora de mayor importancia y luego sigue por el resto de señoras. Posteriormente se sirve a los caballeros y en último lugar se sirve a los anfitriones. Si no cuentan con personal de servicio, pueden ser los propios anfitriones los que sirvan, al menos a los comensales de su derecha y luego pasen (o hagan circular) las fuentes entre los invitados para que ellos mismos se vayan sirviendo.
Si se da el caso, de que en la reunión solo hay hombres, como excepción, se puede servir primero a la anfitriona y luego al resto de los caballeros.
El servicio se hace por la izquierda, cuando se sirve en fuentes, y se hace con los propios cubiertos de la fuente, nunca con los cubiertos del comensal.
Si el servicio viene emplatado de la cocina, excepcionalmente, se puede servir por la derecha (aunque como hemos dicho se sirve por la izquierda).
Las repeticiones se pueden hacer a petición de los anfitriones o bien a petición de los comensales (cosa menos habitual). Los anfitriones observando el ritmo de la comida, e incluso por los comentarios de sus comensales, pueden indicar al servicio que se dé una o dos repeticiones de cualquier plato.
EN RESUMEN:
Los buenos modales deben estar presentes en cada situación de tu vida diaria. Cada una de éstas tiene sus propias reglas, por ejemplo, permanecer en silencio durante un concierto, una proyección o una conferencia. Sin embargo, existen “reglas de oro” que aplican en todas las circunstancias. Éstas son algunas de ellas:
- Procura que tu aspecto sea siempre limpio y cuidadoso.
- No te muerdas las uñas ni te arranques los pellejitos de las manos.
- Evita rascarte cuando estés enfrente de otras personas.
- Saluda al entrar a un lugar y despídete al salir de él.
- No eructes, bosteces o te suenes la nariz en público.
- Evita hacer preguntas indiscretas del tipo ¿por qué estás tan gordo? o - - ¿cuánto ganas?
- Cede el paso a las otras personas en la calle y lugares públicos.
- No hagas ruido al comer, usa con cuidado la servilleta y los cubiertos.
- Evita interrumpir a los demás cuando están hablando.
- Jamás emplees groserías o malas palabras en tu vocabulario.
ACTIVIDADES:
1. Vas sentado en el bus y sube una señora con un bebé. No hay asientos libres…
2. Te invitan a comer a casa de un amigo y el guisado que te sirven te da asco, no es de tu agrado…
3. Tienes ganas de orinar pero el baño de la casa está ocupado…
4. En tu fiesta de cumpleaños se presenta un amigo que no te lleva regalo…
5. Vas con tu mamá al súper y se te antoja tomarte un refresco mientras ella compra…
6. Ya se le acabó el sabor al chicle, quieres escupirlo pero no hay ceniceros cerca…
7. Se acumuló la basura en tu casa, pero el camión no pasó hoy…
—“La urbanidad es el principio básico de nuestro orden social.”
La guerra de las galaxias. Episodio 1. La amenaza fantasma, 1999.
Actualmente se escuchará esta frase con mucha frecuencia: “En estos tiempos difíciles, no hay trabajo, no hay dinero, no hay tiempo para esas delicadezas, hay que hacer las cosas de cualquier manera, y rápido; lo importante es ganar más dinero…” Da pena, frases como éstas, pero es algo que pasa a diario.
Sin embargo, la realidad es muy distinta: hoy más que nunca, la sociedad y los jóvenes necesitan estas normas de urbanidad para no convertirse en simples máquinas que hacen y producen, pero van siendo cada vez, menos personas; la persona se demuestra en cómo es, “y cómo trata a los demás” y no en cuánto hace, porque las máquinas pueden hacer eso y mucho más y en poco tiempo.
En estos tiempos en que el mundo va a pasos agigantados y a una velocidad cada vez más vertiginosa, la buena educación permanece como una necesidad de quien quiera vivir y triunfar en medio de una sociedad humana. Son estas normas las que hacen un mundo agradable en el que sea posible vivir con dignidad en medio del respeto mutuo y la colaboración entre los seres humanos como Hijos de Dios.
No sería exagerado decir que, en vez de avanzar, como lo hemos hecho en la tecnología, estamos retrocediendo en el aspecto humano: Valga decir que hoy en día cuando un niño se levanta de la cama, ya no saluda a su padre o a su madre, sino que pide refunfuñando directamente diciendo:” ya está el desayuno”, y los que no son tan niños también así se comportan, “si antes iban con los padres a las reuniones familiares o fiestas, hoy en día son un estorbo, ¿digan que no?
Esto me
hace pensar que hemos retrocedido siglos atrás cuando los hombres primitivos
sólo se reunían entre sí para cazar un elefante porque uno solo no podía, y una
vez cazado, el más fuerte se llevaba la mejor parte y se volvían cada cual a su
propia cueva. ¿Pasará algo de esto actualmente?
Por eso como profesionales en ningún momento podemos descuidar lo humano. Debe ir creciendo más y más al igual que la vida interior. Cada día debemos descubrir cosas nuevas en el trato con los demás.
La Urbanidad y buenos modales, te sugieren todo un arte de vivir bien; de vivir con respeto a los que conviven contigo, saber comportarse y saber estar, saber escuchar, mirar de frente. Es decir, un arte de vivir educadamente. Porque vivir bien no es darse una buena vida, sino crecer como persona, crecer en personalidad, en sentido social, en libertad, en ser útil, y no un insecto.
Hábitos
que son de mal gusto:
-
Chuparse o morderse un mechón de pelo.
- Morderse las uñas o cutículas.
- Sentarse con las piernas separadas o con las piernas cruzadas o torcidas de una manera poco convencional.
- Masticar chicle mientras habla o con la boca abierta.
- Fumar en la calle o hacerlo sin haber pedido permiso a los presentes, especialmente a sabiendas de que el olor a cigarro puede ofender o incomodar a alguien.
- Tener un cigarrillo en los labios mientras habla.
- Hacer que los demás se sientan culpables o incómodos mientras come algún delicioso postre solamente porque usted debe abstenerse debido a alguna dieta.
- Rascarse o pellizcarse la cara.
- Cometer la indiscreción de hacerle alguna pregunta íntima a alguien en voz alta: ¿Es eso una peluca?
- Usar un cepillo o peine sucios.
- Aplicarse maquillaje o peinarse en la mesa de comer
- Usar rulos en el cabello en público
- Llevar esmalte de uñas descascarado, uñas partidas o maltratadas o, peor aún, sucias.
- Una línea demasiado dramática y notable que delimite claramente dónde termina el maquillaje y dónde comienza el color natural de la piel.
- Hablar demasiado o en detalle de excentricidades personales: operaciones, enfermedades, neurosis, alergias, accidentes, etc.
- Comer ruidosamente haciendo gestos exagerados.
- Introducir pedazos de comida demasiado grandes a la boca.
- Morderse las uñas o cutículas.
- Sentarse con las piernas separadas o con las piernas cruzadas o torcidas de una manera poco convencional.
- Masticar chicle mientras habla o con la boca abierta.
- Fumar en la calle o hacerlo sin haber pedido permiso a los presentes, especialmente a sabiendas de que el olor a cigarro puede ofender o incomodar a alguien.
- Tener un cigarrillo en los labios mientras habla.
- Hacer que los demás se sientan culpables o incómodos mientras come algún delicioso postre solamente porque usted debe abstenerse debido a alguna dieta.
- Rascarse o pellizcarse la cara.
- Cometer la indiscreción de hacerle alguna pregunta íntima a alguien en voz alta: ¿Es eso una peluca?
- Usar un cepillo o peine sucios.
- Aplicarse maquillaje o peinarse en la mesa de comer
- Usar rulos en el cabello en público
- Llevar esmalte de uñas descascarado, uñas partidas o maltratadas o, peor aún, sucias.
- Una línea demasiado dramática y notable que delimite claramente dónde termina el maquillaje y dónde comienza el color natural de la piel.
- Hablar demasiado o en detalle de excentricidades personales: operaciones, enfermedades, neurosis, alergias, accidentes, etc.
- Comer ruidosamente haciendo gestos exagerados.
- Introducir pedazos de comida demasiado grandes a la boca.
EN LA MESA
Aquí los modales cobran un gran protagonismo y es una "cancha" perfecta para demostrar que tenemos una buena educación. Pero si en casa son importantes, puede comprender que fuera de este entorno cobran aún mayor importancia.
Por eso
nuestra casa es un lugar para practicar importante. Si habitualmente comemos
con corrección, no tendremos que forzar nuestros modales cuando salimos de
casa. Y tampoco se nos "escapará" ninguna "mala costumbre"
que solemos tener en ambientes más familiares.
Víctor Hugo, el escritor de Los Miserables, decía que los manjares que él servía recibían más alabanzas que sus novelas. Eso era porque sabía comer bien, con etiqueta.
Sin embargo, hoy los modales a la hora de los alimentos pueden parecer chocantes, a pesar de que existen reglas básicas que se toman en cuenta, por ejemplo, para una comida de negocios. Todo comenzó en el Siglo 16, en España
y
Francia, cuando la mesa, el bocado, lo que se servía y cómo se comía, comenzó a
convertirse en un arte refinado.
A partir del reinado de Isabel la Católica los hombres y las mujeres comenzaron a comer en la misma mesa, con el riesgo de la supuesta promiscuidad. Se lavaban las manos en palanganas de plato y luego se rezaba una oración.
Entonces era permitido escupir en el suelo, limpiarse las manos con migajón de pan y comer con el sombrero puesto, costumbres que fueron modificándose a través del tiempo.
Laura Pérez Sandi, experta en protocolo gastronómico, comenta que hoy en día el ritmo de la ciudad y los tiempos cortos para comer orillan a las familias a que los hijos se sienten con gorra y lentes de sol en la mesa, o que se parta la pasta de una sola vez.
"Los papás no les enseñamos a comer como nos lo enseñaron nuestros abuelos. Desde no lavarse las manos hasta la postura no correcta se le debe de poner énfasis, para educarlos, a pesar de que exista el temor a que se vaya a molestar", dice.
"Ahora, por el ritmo de vida en que se reduce el tiempo de comida en casa, no hay lugar para educar a los hijos en esto. Los fines de semana comúnmente se prefiere una pizza, un taco, una hamburguesa, comida rápida en donde no se educa sobre eso".
De igual manera es importante que los padres que tienen la costumbre o necesidad de ver asuntos de negocios en algún restaurante o comida especial, también sepan un poco más sobre el tema, y tener así, un as bajo la manga.
Para ayuda de los papás, Pérez Sandi da un rodeo simple por la etiqueta primordial, desde lo que se come y se bebe, hasta cómo debe ser el comportamiento del comensal con su interlocutor.
Para una comida de negocios o formal, es esencial presentarse limpio y con las manos lavadas. Al momento de llegar a la mesa, es deseable sentarse por el lado derecho, sin balancearse en la silla, sin estirarse o cruzar las piernas.
Ya en la comida, si el interlocutor hace una pregunta, lo primero es necesario terminar el bocado y después contestar.
Una falta de educación grave en una comida de negocios es limpiar (rebañar) el plato con un pedazo de pan.
Es mal visto fumar entre plato y plato, y si al final de la comida se hace, primero se le pregunta al comensal si no le molesta.
Jugar con los cubiertos o el salero denota nerviosismo y resta empatía.
Si en la comida asisten mujeres en la mesa, hay que ayudarle a retirar la silla aunque no sea una conocida.
A cualquier comida (bien sea almuerzo o cena) a la que acuda como invitado debe tener un comportamiento correcto en todo momento y para ello es necesario saber cómo debe actuar en todo momento.
En la mayor parte de las comidas, sobre todo cuando son muchos invitados, el sitio será reservado y "marcado" con una tarjeta de mesa en la que se indica su nombre. Esto evita el desorden que podría suponer dejar que cada invitado se sentase donde quisiera.
Una vez en la mesa primero deberían sentarse las señoras (de mayor a menor edad), y luego los caballeros (de la misma forma, de mayor a menor edad). Usted debe sentarse cuando le corresponda.
La colocación en la mesa suele ser de alternancia entre hombres y mujeres; aunque dada la actual evolución social de las parejas, no siempre tiene porque ser así, aunque aún predomine este tipo de colocación.
A la derecha del anfitrión se sienta la señora de mayor categoría o rango de la reunión y, a la derecha de la anfitriona, el señor de mayor rango o categoría.
Los anfitriones son los que marcan el inicio y final de la comida, siempre teniendo en cuenta las circunstancias de la comida y estando atentos, en todo momento, al desarrollo de la misma, para darle el ritmo adecuado. Una vez que despliega su servilleta y toma los cubiertos, se da por comenzada la comida.
El servicio de mesa empieza por la señora de mayor importancia y luego sigue por el resto de señoras. Posteriormente se sirve a los caballeros y en último lugar se sirve a los anfitriones. Si no cuentan con personal de servicio, pueden ser los propios anfitriones los que sirvan, al menos a los comensales de su derecha y luego pasen (o hagan circular) las fuentes entre los invitados para que ellos mismos se vayan sirviendo.
Si se da el caso, de que en la reunión solo hay hombres, como excepción, se puede servir primero a la anfitriona y luego al resto de los caballeros.
El servicio se hace por la izquierda, cuando se sirve en fuentes, y se hace con los propios cubiertos de la fuente, nunca con los cubiertos del comensal.
Se
sostiene la fuente con la mano izquierda y se retira la derecha detrás de la
espalda para que el comensal se sirva con mayor comodidad. También el camarero
puede servir al comensal.
Hay que
mantener la fuente a una altura prudencial para que al comensal no le sea
demasiado inaccesible la misma. No se debe servir una cantidad excesiva de
comida por dos razones fundamentales: dejar comida en el plato, por haberse
excedido en la cantidad, y por cortesía pudiendo darse el caso de que no
llegase para todos los comensales la cantidad de comida ofrecida si todos los
invitados hacen un abuso excesivo en las cantidades.
Si el servicio viene emplatado de la cocina, excepcionalmente, se puede servir por la derecha (aunque como hemos dicho se sirve por la izquierda).
Las repeticiones se pueden hacer a petición de los anfitriones o bien a petición de los comensales (cosa menos habitual). Los anfitriones observando el ritmo de la comida, e incluso por los comentarios de sus comensales, pueden indicar al servicio que se dé una o dos repeticiones de cualquier plato.
EN RESUMEN:
Los buenos modales deben estar presentes en cada situación de tu vida diaria. Cada una de éstas tiene sus propias reglas, por ejemplo, permanecer en silencio durante un concierto, una proyección o una conferencia. Sin embargo, existen “reglas de oro” que aplican en todas las circunstancias. Éstas son algunas de ellas:
- Procura que tu aspecto sea siempre limpio y cuidadoso.
- No te muerdas las uñas ni te arranques los pellejitos de las manos.
- Evita rascarte cuando estés enfrente de otras personas.
- Saluda al entrar a un lugar y despídete al salir de él.
- No eructes, bosteces o te suenes la nariz en público.
- Evita hacer preguntas indiscretas del tipo ¿por qué estás tan gordo? o - - ¿cuánto ganas?
- Cede el paso a las otras personas en la calle y lugares públicos.
- No hagas ruido al comer, usa con cuidado la servilleta y los cubiertos.
- Evita interrumpir a los demás cuando están hablando.
- Jamás emplees groserías o malas palabras en tu vocabulario.
ACTIVIDADES:
RESUELVE
EN TU CUADERNO
Teniendo en cuenta la lectura del texto anterior, imagina estás situaciones y describe la forma en que actuarías:
Teniendo en cuenta la lectura del texto anterior, imagina estás situaciones y describe la forma en que actuarías:
1. Vas sentado en el bus y sube una señora con un bebé. No hay asientos libres…
2. Te invitan a comer a casa de un amigo y el guisado que te sirven te da asco, no es de tu agrado…
3. Tienes ganas de orinar pero el baño de la casa está ocupado…
4. En tu fiesta de cumpleaños se presenta un amigo que no te lleva regalo…
5. Vas con tu mamá al súper y se te antoja tomarte un refresco mientras ella compra…
6. Ya se le acabó el sabor al chicle, quieres escupirlo pero no hay ceniceros cerca…
7. Se acumuló la basura en tu casa, pero el camión no pasó hoy…
8. Haz un
dibujo de la situación que te haya parecido más curiosa, en el que aparezcas
tú, actuando de la forma que se te ocurrió.
Recuerda
que no hay reglas fijas para estos casos. Si no sabes qué hacer en alguno de
ellos pide la opinión a tus padres.
